domingo, 16 de septiembre de 2012

DRONES Y DERECHOS HUMANOS



Hace dos días un artículo de David Bollero en Publico.es titulado "“Drones”: asesinatos de consola" http://bit.ly/RaLQdo  atrajo la atención de mi conciencia.

La conciencia nos dice lo que está bien y lo que está mal, lo justo y lo injusto, intentando orientar nuestra conducta. A lo largo de los siglos y las generaciones la suma de la conciencia de muchos ha ido transformándose en leyes y en Derechos Humanos, en civilización. Al aceptar algo que consideramos injusto sin cuestionarlo, al quedar impasibles cuando se vulnera un derecho dondequiera que sea, estamos dando un paso atrás en la historia de la civilización humana.

Si un Gobierno, amparándose en leyes antiterroristas de su propio país, decide que puede matar a una persona en otro país sin juicio previo porque considera que es un terrorista, entonces la defensa de los derechos de cualquier persona, en cualquier lugar del mundo, se puede ver cuestionada por cualquier Gobierno. Imaginemos que el Gobierno de España está seguro de que una persona es un peligroso terrorista de ETA, que ha cometido asesinatos y puede volver a atentar; lo tiene localizado en Francia y decide mandar allí un grupo de operaciones especiales que acaba con él lanzando un misil y matando sin querer a una familia francesa que estaba en ese lugar. ¿Cómo valoraríamos la decisión del Gobierno de España en este caso? ¿Cómo la valorarían otras naciones?.

Las “ejecuciones selectivas”, con comandos especiales o con “drones” no tripulados, no son justas; tampoco contribuyen a la paz y la seguridad de los pueblos, al contrario, estimulan el odio y el deseo de venganza y dan falsa coartada al agredido que quiera tomarse la justicia por su mano. Si no se respeta la soberanía de otra Nación, si no hay una detención y un juicio con todas las garantías, ¿qué autoridad moral tendrá un Gobierno cuando diga que defiende los derechos humanos en otros lugares del planeta? La democracia, para estar viva, necesita que el Poder político esté sometido a la Justicia. Y las leyes nacionales, sobretodo las de los países más poderosos, deben respetar el Derecho Internacional y los Derechos Humanos, que son el fruto de la conciencia de la humanidad. Solo de esta manera podremos vencer al terrorismo y a la barbarie inconsciente que desatan todas las guerras.

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