domingo, 18 de octubre de 2015

Es urgente definir métodos para evitar precios abusivos de medicamentos.


¿Es aceptable que un medicamento tenga un día un precio de 13,5$ por pastilla y al día siguiente se cobre a 750$? ¿Qué está pasando?

Los medicamentos salvan vidas, mejoran la salud, calman el dolor, curan. Son una herramienta preventiva y terapéutica fundamental. Los fabricantes de medicamentos deben ser aliados. No adversarios. Los adversarios son algunas personas y algunas empresas que abusan de una posición de fuerza para exigir un precio exagerado por un medicamento que cuesta 50, 100 o 500 veces menos de lo que se pide. El abuso es lo que hay que impedir y corregir.

El primer hecho clave es que una empresa puede abusar de su posición de fuerza poniendo un precio muy por encima de coste (incluyendo en ese coste el I+D). Si , usando la posición dominante (monopolio) la empresa farmacéutica quiere obtener un beneficio de un 5.000%,  esa exigencia no es inocua. Esa desviación de recursos, en el caso de que pueda pagarse, perjudica a los pacientes, al detraer recursos que son necesarios para diagnosticar y tratar adecuadamente a otros pacientes y al poner en riesgo el sistema de salud a medio plazo para todos….

Y el segundo hecho clave es que, si bien siempre ha habido tensiones en la fijación de precios (al menos desde que yo empecé en la gestión sanitaria hace más de 30 años), ahora se observa una radicalización de estas tensiones, ligada al hecho de que la propiedad de algunos laboratorios está siendo adquirida por hedge funds, fondos de inversión de alto riesgo, que transforman los medicamentos en productos financieros, buscando un beneficio muy alto en muy corto plazo. Para algunas de esas empresas los medicamentos son productos de especulación, como las hipotecas basura, etc.

El hecho de que una Administración Pública pague 20.000 por algo que vale 300, después de negociaciones secretas, en las que no se desvela el coste de producción de lo que se compra, ni el precio final pactado, es insólito. No ocurre en la adquisición de ningún otro bien o servicio, sean ordenadores,  vehículos, o edificios. Sería un delito de malversación de fondos públicos. ¿Por qué se hace cuando se compran algunos medicamentos?

Las empresas farmacéuticas pueden exigir un pago tan exagerado cuando existe una situación de monopolio, una posición dominante en el mercado, donde solamente hay un producto eficaz para un determinado problema de salud.

La  protección de patente es el mecanismo más habitual de conseguir ese monopolio. La patente tiene un sentido, proteger la innovación. Pero a veces puede perder ese sentido, cuando no se usa para proteger la innovación sino para obtener beneficios exagerados.  Es un abuso de la patente.

Pero conviene señalar que la posición dominante en el mercado, el monopolio, se puede conseguir aunque la patente haya expirado o esté próxima a expirar (un informe de la OECD 2014 describe algunas de estas estrategias: evergreening, licencias voluntarias, discriminación de precios, ligeras variaciones del producto, pay for delay,  cluster de patentes..). También puede haber varias empresas, con varios productos eficaces que hacen estrategia de precios concertados eliminando en la práctica los supuestos beneficios de esa competencia.

Estos días ha sido noticia otro caso que pone de manifiesto cómo el sistema de fijación de precios de medicamentos no funciona.

El medicamento Daraprim, (pirimetamina) utilizado algunas enfermedades infectocontagiosas como la malaria o la toxoplasmosis, se aprobó en EEUU en 1953 por la FDA (regulador del Gobierno) para Glaxo Smith Kline . Cuando GSK vendió sus derechos sobre este medicamento en EEUU a Core Pharma, el precio por pastilla era 1$ y la nueva empresa  subió el precio de 1$ a 13,5$, en sucesivos aumentos,  es decir un 1.350%. de aumento en cuatro años. En 2014 Impax Laboratorios compró el medicamento a Core y en agosto de ese mismo año la vendieron a Turing Pharmaceuticals, empresa fundada recientemente por el antiguo gerente de un Fondo de Inversión de riesgo. Inmediatamente aumentó el precio  un 5000%, de 13,5$ pastilla a 750$ pastilla. Este aumento no tiene nada que ver con el esfuerzo investigador, es un medicamento con más de 60 años de vida y sin patente. Tiene que ver con la posición dominante: no hay otro medicamento en el mercado con esa función. Y tiene que ver con el método de fijación de precios ligado al “valor”, es decir, la cantidad máxima que puede pagar el paciente o la Administración Sanitaria., y no al coste. Se puede calificar de abuso de posición dominante.

No es el único caso. En los últimos años  hay más ejemplos de subidas injustificadas y abusivas, de 100, 1000 o 6000%. Algunas empresas dicen que ponen los precios en línea con los precios de otros medicamentos similares. Que es el precio por el valor. Según ese criterio los antibióticos y las aspirinas se deberán pagar a más 10.000 euros por tratamiento. Una empresa sube el precio de forma astronómica, y si “cuela”, las demás “se ven obligadas” a subirlo en la misma proporción.

¿Qué puede hacer la Administración frente al abuso de mercado?
En este caso podría autorizarse importación de India, donde hay genéricos de este medicamento que valen 5 céntimos de dólar la pastilla (frente a 750$ en EEUU).  O podría autorizar la importación de Europa, donde la pirimetamina se vende (todavía) a precios “antiguos” (30 pastillas por 5€).

El tema ha llegado a la prensa general  y al Congreso de los EEUU y la señora Hillary Clinton se ha comprometido a tomar medidas contra las compañías que aumenten los precios de forma escandalosa, frente a los beneficios abusivos…

Al mismo tiempo, un informe de la universidad de Liverpool dirigido por Andrew Hill, presentado en el Congreso Europeo de Cancer en Viena  (25-29 sept) afirma que las compañías cargan  entre 300 y 600 veces el coste de fabricación. Los precios de TKIs (inhibidores de tirosina quinasa) pueden ir de 159 a 4.022$ en vez de 75.000 a 100.000$ por persona y año.

Otro informe de la Universidad de York, publicado en el Health Technology Assessment Journal cuestiona la aprobación de precios altos para los nuevos medicamentos (de cancer) basados en el “dossier de valor” (precio por año de vida ajustado por calidad). Kart Claxton señala que dirigir esas cantidades  a esos precios para determinados pacientes, perjudica a muchos más pacientes que quedan sin atención adecuada… Hay gente que está muriendo por el uso de esos fondos en precios exageradamente caros de algunas medicinas. Es necesario, dice, un nuevo sistema de precios, predecible y transparente. Es necesaria una discusión sobre el uso de recursos del SNS para financiar al sector farmacéutico  multinacional.

La Unión Europea está debatiendo este asunto en distintos foros. Mi opinión es que la fijación de precios debe hacerse por un método que acerque el precio al coste, con un beneficio razonable. También es deseable que la financiación de la investigación se desligue del precio. La evaluación coste-beneficio debe realizarse para aceptar o rechazar un medicamento, pero no para fijar los precios “por valor”, ya que las empresas tenderán a fijar el máximo precio posible que un ciudadano esté dispuesto a pagar. Y, lógicamente, por la vida de un hijo está dispuesto a venderlo todo.

Es preciso encontrar un equilibrio razonable. Ante estas situaciones puestas de manifiesto en los precios de medicamentos para la Hepatitis C, en algunos medicamentos contra el cáncer y ahora con estos medicamentos antiinfecciosos, las Administraciones Públicas deben reaccionar. El sistema de fijación de precios de medicamentos es un asunto de enorme importancia y su solución no puede esperar.


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