martes, 25 de julio de 2017

El SNS entre los diez mejores del mundo en calidad y accesibilidad

En mayo de este año se publicó un interesante (y monumental) trabajo en The Lancet donde se daba a conocer el Índice de Calidad y Acceso a la Atención Sanitaria (HAQ Index), diseñado por un grupo de investigadores que tomaban como base el Estudio de Carga de Enfermedad 2015 (1).

Christopher Murray y colaboradores utilizan las tasas de mortalidad de las casusas que se podrían evitar o reducir con atención sanitaria, con datos de 195 países y territorios, desde 1990 a 2015. A partir de ahí elaboran un Índice que pretende reflejar la calidad y el acceso a la atención sanitaria.

En efecto, las 32 causas de muerte que se consideran para elaborar este índice, basadas en los trabajos de Nolte y McKee, son causas que podrían evitarse con atención sanitaria apropiada, como la tuberculosis, la diarrea, el tétanos, la diabetes, la hernia inguinal, la apendicitis, etc..

La metodología del trabajo es rigurosa (verificación de datos, estandarización de las tasas de mortalidad al nivel global de exposición a riesgos ambientales o de hábitos de vida, etc.) y, aunque los autores reconocen limitaciones y adelantan posibles líneas de desarrollo futuras, sin duda este Índice supone una aportación muy importante en la evaluación de los sistemas sanitarios en todo el mundo.

Los valores del HAQ Index van de 0 a 100, señalando el valor 100 la máxima calidad y accesibilidad de la atención sanitaria. Pues bien, España, en 2015, obtenía un resultado de 89,6, el séptimo mejor, junto con Finlandia, entre los 195 países estudiados. El valor del HAQ Index para todo el mundo en 2015 era de 53,7.

El país que obtiene el mejor resultado es Andorra (94,5), seguido de Islandia (93,6). Son territorios con poca población: 74.300 y 332.000 habitantes respectivamente. Suiza es tercero, con 91,8. Después Suecia y Noruega, con 90,5 puntos. Les sigue Australia con 90 puntos, y después, en séptima posición Finlandia y España con 89,5 puntos.

Sin duda un excelente resultado. Podemos compararnos con Reino Unido, que está en el lugar 30, o con EEUU que alcanza el lugar 35 con 81 puntos. Si consideramos solamente los países de la UE, España puntúa segundo con Finlandia.

Tiene también interés que nos fijemos en la evolución de los resultados obtenidos desde 1990 hasta 2015. Vemos que España pasó de 73,9 a 89,6, un aumento de 15,7 puntos.  En 1990 España estaba por detrás de Suecia, Reino Unido, Holanda, Italia, Francia, Finlandia, Dinamarca, Bélgica o Austria. En 2015 solamente está por detrás de Suecia.

Finalmente, el trabajo de Murray y sus colegas también calcula la diferencia entre el valor del Índice obtenido por un país y el máximo nivel que podría obtener para un grado socio-demográfico similar (frontera). En este caso, el resultado para España es también positivo. Mientras EEUU está 10,2 puntos por debajo del valor esperado y el HAQ Index del Reino Unido está también 5,7 puntos por debajo, España obtiene un HAQ Index por encima de lo que se esperaría en función de su grado de desarrollo socio demográfico (3,9 puntos más).

Evidentemente esos resultados no son casualidad. Es fruto del esfuerzo de miles de profesionales en todo el SNS, y de acciones políticas en el ámbito nacional y autonómico, que han contribuido a desarrollar el sistema de salud a lo largo de más de 30 años. 

Pero ningún logro social es irreversible. Hay quienes se empeñan en copiar e imponer reformas que se han llevado a cabo o se quieren llevar a cabo en EEUU y Reino Unido: quitar cobertura, desuniversalizar, recortar la financiación pública, aumentar la financiación privada con los copagos, establecer concesiones a largo plazo (la mal llamada “colaboración público privada”, que es parasitación privada de lo público), pago “por valor”, fragmentación de los servicios, externalizaciones, etc. Son muchos los intereses económicos que presionan y muchos los púlpitos desde los que predican. Por eso es muy importante que sigamos defendiendo una sanidad que sigue siendo buena a pesar de las agresiones y la erosión a que se la somete.

No quiere decir que no se deba seguir mejorando a todos los niveles. La evaluación y la mejora continuada es condición necesaria para que el SNS siga siendo eficiente. Pero mejorar no quiere decir desmantelar, o “inventar la rueda” copiando de quienes lo hacen peor.

Una buena atención sanitaria, accesible y de calidad, evita muertes y dolor. Parece que el SNS no lo hace mal: es uno de los 10 mejores del mundo en mortalidad evitable y es razonablemente eficiente. Y el acceso a una sanidad pública eficiente, de calidad y para todas las personas que la necesiten, es un derecho al que no debemos renunciar. 

(1)


No hay comentarios:

Publicar un comentario